La personalidad de un niño y adolescente aún no ha sido fortalecida por los años de experiencias vitales y puede, en determinados momentos, sentirse abrumado por fuerzas internas o circunstancias del exterior. La función del psicoterapeuta es la de ofrecer un espacio de contención en el cual las ansiedades y miedos puedan ser explorados, reconocidos y contenidos.
La tarea principal en estas etapas es ayudarle a construir un Yo suficientemente fuerte y una personalidad autónoma